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jueves, 5 de septiembre de 2019

Un Alma en el Bote

No sé cómo lo había hecho, pero había conseguido meter mi alma en un frasco de cristal.
No podía escapar, estaba encerrada sin poder moverme, mientras veía como el viejo mago sonreía y agitaba mi bote mientras decía que pronto todo habría acabado.
Me había prometido la felicidad espiritual, que conocería otros mundos y que podría alcanzar la vida eterna. Me enseñó a meditar, a dominar los sueños lúcidos y a controlar la metempsícosis voluntaria. Hasta que por fin me dijo que había llegado el día en que podría comprobar mis nuevos poderes y que transcurridos 30 días podría cambiar de cuerpo de forma voluntaria. Seguí sus instrucciones a fondo, todas sus indicaciones eran exactas y perfectas y noté como mi conciencia abandonaba la sustancia. Poco a poco sentí como mi alma abandonó mi cuerpo y pude viajar a voluntad por el mundo de los astros y los espíritus. Fueron los instantes mas maravillosos y plenos de mi vida. Sin embargo, tenía que volver al mundo material y cuando lo intenté no pude. Mi cuerpo seguía tumbado en la cama en estado catatónico y cada vez que intentaba regresar a él había una fuerza que me lo impedía. Por fin, hice un último intento a la desesperada, utilicé toda mi voluntad, fue tan grande el esfuerzo que perdí el sentido y cuando lo recobré estaba prisionera dentro de un frasco de cristal. Apareció mi maestro espiritual y me dijo que me había encerrado en el bote para que no muriera, pero que un alma descarnada no puede estar mas de un mes fuera de un cuerpo y que estaba buscando uno nuevo cuerpo para mí.
Hoy se cumplen 30 días desde que descarné y sin cuerpo para habitar sentía como mi alma se diluía en el aire como si nunca hubiera existido. Estaba desesperada cuándo se abrió la puerta de la habitación donde estaba encerrada en mi frasco-prisión. Se encendieron las luces y vi con sorpresa contemplé como era mi cuerpo el que cogía el bote entre sus manos mi frasco y me decía: “Perdona Carmen, pero tu cuerpo estaba abandonado e iba a morir, por eso me lo he quedado, y con ese sacrificio tengo la posibilidad de regalarte un cuerpo nuevo para vivir los años que te quedan de vista”
Hizo un gesto y entró caminando como un zombi el cuerpo de mi profesor. Era viejo y asqueroso, cubierto de arrugas, apenas tenía fuerzas para mantenerse en pie.
“En pocas horas morirás si no habitas mi cuerpo y te quedas con él para vivir el resto de su vida mortal. Es la hora de que demuestres que te han servido mis clases. Ya tengo tu cuerpo y en pocos segundos tú tendrás el mío y serás el maestro y yo seré la alumna hasta el fin de los tiempos”
No tenía solución, era mi única escapatoria. Cuando mi viejo cuerpo abrió el bote me concentré en poseer y dominar el cuerpo del anciano profesor. Mientras tanto veía como Carmen sonreía satisfecha, incluso me ayudó a mantenerme en pie cuando logré controlar su viejo cuerpo y descubrí que no tenía fuerzas para mantenerse en pie.
“Es un cambio justo, cuerpo por cuerpo, vida por vida” me dijo mientras se estiraba la falda y se marchaba a mi antiguo hogar dando un gran portazo. Yo quería gritar pero no podía, mi nuevo cuerpo no tiene fuerzas ni para llorar.

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