No sé cómo lo había hecho, pero había conseguido meter mi
alma en un frasco de cristal.
No podía escapar, estaba encerrada sin poder moverme,
mientras veía como el viejo mago sonreía y agitaba mi bote mientras decía que
pronto todo habría acabado.
Me había prometido la felicidad espiritual, que conocería
otros mundos y que podría alcanzar la vida eterna. Me enseñó a meditar, a
dominar los sueños lúcidos y a controlar la metempsícosis voluntaria. Hasta que
por fin me dijo que había llegado el día en que podría comprobar mis nuevos
poderes y que transcurridos 30 días podría cambiar de cuerpo de forma
voluntaria. Seguí sus instrucciones a fondo, todas sus indicaciones eran
exactas y perfectas y noté como mi conciencia abandonaba la sustancia. Poco a
poco sentí como mi alma abandonó mi cuerpo y pude viajar a voluntad por el
mundo de los astros y los espíritus. Fueron los instantes mas maravillosos y
plenos de mi vida. Sin embargo, tenía que volver al mundo material y cuando lo
intenté no pude. Mi cuerpo seguía tumbado en la cama en estado catatónico y
cada vez que intentaba regresar a él había una fuerza que me lo impedía. Por
fin, hice un último intento a la desesperada, utilicé toda mi voluntad, fue tan
grande el esfuerzo que perdí el sentido y cuando lo recobré estaba prisionera dentro
de un frasco de cristal. Apareció mi maestro espiritual y me dijo que me había
encerrado en el bote para que no muriera, pero que un alma descarnada no puede
estar mas de un mes fuera de un cuerpo y que estaba buscando uno nuevo cuerpo para
mí.
Hoy se cumplen 30 días desde que descarné y sin cuerpo para
habitar sentía como mi alma se diluía en el aire como si nunca hubiera existido.
Estaba desesperada cuándo se abrió la puerta de la habitación donde estaba
encerrada en mi frasco-prisión. Se encendieron las luces y vi con sorpresa contemplé
como era mi cuerpo el que cogía el bote entre sus manos mi frasco y me decía: “Perdona Carmen, pero tu cuerpo estaba abandonado e iba a
morir, por eso me lo he quedado, y con ese sacrificio tengo la posibilidad de
regalarte un cuerpo nuevo para vivir los años que te quedan de vista”
Hizo un gesto y entró caminando como un zombi el cuerpo de
mi profesor. Era viejo y asqueroso, cubierto de arrugas, apenas tenía fuerzas
para mantenerse en pie.
“En pocas horas morirás si no habitas
mi cuerpo y te quedas con él para vivir el resto de su vida mortal. Es la hora
de que demuestres que te han servido mis clases. Ya tengo tu cuerpo y en pocos
segundos tú tendrás el mío y serás el maestro y yo seré la alumna hasta el fin
de los tiempos”
No tenía solución, era mi única escapatoria. Cuando mi viejo
cuerpo abrió el bote me concentré en poseer y dominar el cuerpo del anciano
profesor. Mientras tanto veía como Carmen sonreía satisfecha, incluso me ayudó
a mantenerme en pie cuando logré controlar su viejo cuerpo y descubrí que no
tenía fuerzas para mantenerse en pie.
“Es un cambio justo, cuerpo por
cuerpo, vida por vida” me dijo
mientras se estiraba la falda y se marchaba a mi antiguo hogar dando un gran
portazo. Yo quería gritar pero no podía, mi nuevo cuerpo no tiene fuerzas ni
para llorar.
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