Mi antiguo cuerpo corría por la estación agitando los brazos
como si se hubiera vuelto loco.
Había seguido a la rubia por media ciudad hasta que se subió
al tren. Y justo cuando se cerraban las puertas de forma automática activé mi “Moneda
del Cambio” y cambié de cuerpo con ella.
Las puertas se cerraron y yo me quedé en su cuerpo y dentro
del tren viendo como corría como una loca dentro de mi cuerpo mientras el tren
se alejaba.
Entonces miré las estaciones de parada y me di cuenta de que
sólo quedaba una en el trayecto del tren. Y estaba en el barrio de los
millonarios. Ahora sólo me quedaba encontrar en que casa del barrio más rico de
la ciudad vivía la rubia y robarle su vida.
Entonces me acordé que llevaba al hombro su bolso, quizás dentro
pudiera encontrar su dirección.
¡¡Qué buena elección de cuerpo había hecho para usar mi “Moneda
del cambio”!!
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